



Todo comenzó con el primer elemento de la tabla periódica. Al dibujarlo, algo en mí me conmovió, como si su simplicidad ocultara un universo. Y lo que más me impactó fueron sus ojos, esos ojos que parecían reflejar todo lo que aún no comprendía.
Aquel dibujo quedó en las primeras páginas de mi libreta, en mi último semestre. Era solo un círculo a la deriva, con tres simples orificios que formaban su rostro: grandes ojos y una boca diminuta. Un aro rodeando un círculo, como una estrella con su pequeño planeta girando en torno a él. La imagen parecía suspendida en el tiempo, solitaria y compleja a la vez, como si todo el universo pudiera residir en ese simple gesto.
Decidí que era el momento de darle vida, así que comencé a ilustrarlo. Cuando terminé, me encontré ante el desafío de diseñar la carta. No sabía por dónde empezar; los detalles me parecían abrumadores, y la mecánica de un juego no es algo que se pueda construir a la ligera. Cada elemento debía encajar con precisión, pero la emoción del reto era más fuerte que cualquier duda. Era un desafío que acababa de empezar, y aunque la incertidumbre me invadía, algo me decía que valdría la pena.
Aquel primer dibujo elemental se perdió con el tiempo, pero la ilustración la conservó hasta el día de hoy. Su evolución, paso a paso, me ha dado la fuerza para seguir adelante. Cada cambio, cada mejora, ha sido un recordatorio de lo lejos que he llegado. Y aquí sigo, compartiendo este viaje, un antes y un después que se ha ido tejiendo con esfuerzo y pasión.
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Cartas Diseñadas para Aprender Química
Mi Primera Carta, Mi Primer Elemento: El Inicio de una Alquimia Estratégica.
En aquel entonces, quería crear un juego en el que entretenimiento y aprendizaje se conectaran de manera sencilla, sin complicaciones. Soñaba con una temática distinta, algo que no había visto hasta ahora: un juego que invitara a explorar el fascinante mundo de la química.
En muchos juegos abundan seres míticos que se valoran como fuente de inspiración. El diseño de mi carta tomó vida a partir de esa influencia: se nutrió de cartas emblemáticas de juegos bien conocidos y de otros menos explorados. Cada detalle fue un tributo a esas fuentes, una mezcla de lo familiar y lo inesperado.
Aunque mi inspiración inicial surgió de YU-GI-OH!, otros juegos de cartas, como Magic: The Gathering, Mitos y Leyendas, Pokémon, y Krosmaster Arena, me ayudaron a refinar y perfeccionar el diseño. Cada uno aportó algo único: mecánicas, estilos y detalles que fui integrando para darle vida propia a mi creación.



Cartas Diseñadas para Aprender Química
Mi Primera Carta, Mi Primer Elemento: El Inicio de una Alquimia Estratégica.
En aquel entonces, quería crear un juego en el que entretenimiento y aprendizaje se conectaran de manera sencilla, sin complicaciones. Soñaba con una temática distinta, algo que no había visto hasta ahora: un juego que invitara a explorar el fascinante mundo de la química.
En muchos juegos abundan seres míticos que se valoran como fuente de inspiración. El diseño de mi carta tomó vida a partir de esa influencia: se nutrió de cartas emblemáticas de juegos bien conocidos y de otros menos explorados. Cada detalle fue un tributo a esas fuentes, una mezcla de lo familiar y lo inesperado.
Aunque mi inspiración inicial surgió de YU-GI-OH!, otros juegos de cartas, como Magic: The Gathering, Mitos y Leyendas, Pokémon, y Krosmaster Arena, me ayudaron a refinar y perfeccionar el diseño. Cada uno aportó algo único: mecánicas, estilos y detalles que fui integrando para darle vida propia a mi creación.

El Hidrógeno fue el comienzo, y jamás tendrá un final, porque la química es un ciclo infinito, siempre en constante evolución.
¿Qué conceptos podría tener una carta que simbolice ese elemento? donde los jugadores además de jugar pudieran aprender, aquellos pequeños conceptos básicos.
Tuve muchas ideas, pero pronto entendí que no se trataba de encerrarlas todas en un solo recuadro. El verdadero desafío era centrarme en las mecánicas, darles vida, hacer que funcionaran de manera fluida dentro del juego. Probé muchos modelos, experimenté incluso con nuevas ilustraciones, pero al final, me di cuenta de que debía aferrarme al estilo de dibujo que había elegido. Las cartas elementales necesitaban una identidad coherente, un diseño que las conectará entre sí, y eso solo lo conseguiría manteniendo una estética que las uniera sin perder la esencia de lo que quería transmitir.
Fue entonces que decidí qué formato de diseño sería el ideal para las cartas. Necesitaba algo que no solo refleja la esencia de cada elemento, sino que también permitiera que las mecánicas del juego fluyeran con claridad. El formato debía ser lo suficientemente flexible para adaptarse a cada carta sin perder coherencia, un equilibrio entre funcionalidad y estética. Después de muchas pruebas, comprendí que el diseño debía hablar por sí mismo, como una extensión natural de la experiencia de juego.




HIDRÓGENO

EVOLUCIÓN DE LA CARTA
A medida que pasaron los años, nuevas mecánicas iban llegando, rediseñar es lo de menos, que los jugadores puedan entender cómo se juega es el verdadero reto.

EVOLUCIÓN DE LA CARTA
A medida que pasaron los años, nuevas mecánicas iban llegando, rediseñar es lo de menos, que los jugadores puedan entender cómo se juega es el verdadero reto.

PUNTOS DE ÁTOMOS Y MÁS.
Mientras creaba la mecánica del juego, también aprendía cuántos átomos tenían cada elemento. ¿De qué manera podría implementar esa estrategia? ¡Que rueden los dados! Me sentía como Duke Devlin cuando estaba creando su juego: Monstruos de dados de mazmorra.


Las cartas elementales requieren una combinación específica de electrones, protones y neutrones para ser invocadas en el campo.
Se obtienen con los dados atómicos lanzados al inicio de cada turno, que determinan la cantidad de electrones, protones y neutrones obtenidos.
Estas fichas son esenciales para invocar cartas elementales y crear fusiones en el campo.

ANATOMÍA DE UNA CARTA

El verde representa los puntos de electrones, el azul simboliza los protones y el rojo, los neutrones. Cada color encarna una parte fundamental del átomo, creando un lenguaje visual que hace más fácil y dinámico comprender su estructura. Es una forma simple pero poderosa de convertir lo complejo en algo tangible, donde el juego y el aprendizaje se encuentran en perfecta armonía.


ANATOMÍA DE UNA CARTA



Cuando inicié este proyecto, me di cuenta de lo intrincada que era la tabla periódica. Fue entonces cuando decidí abordar el desafío por categorías, para hacerlo más manejable. Así nació la primera edición, titulada “NO METALES”, centrada en los seis primeros elementos que aprendí: Hidrógeno, Carbono, Nitrógeno, Oxígeno, Fósforo y Azufre. Aunque el Selenio también pertenece a los no metales, decidí dejarlo para otra ocasión. Cada uno de estos elementos representaba un punto de partida, una puerta abierta hacia la comprensión, tanto para mí como para quienes explorarían este mundo a través del juego.















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